17 razones por las que no consigues tus objetivos
En este post te cuento 17 razones por las que, año tras año, no consigues tus objetivos anuales, y qué puedes hacer para, este año sí, conseguirlos de una vez por todas.
Casi sin darnos cuenta ya han pasado las primeras 6 semanas de 2017, y para muchos, los objetivos que se propusieron al empezar el año ya se van desvaneciendo. Si no hacen nada, en un par de meses habrán olvidado sus objetivos casi por completo. Un año más. Volverán a acordarse de ellos cuando se termine el año y se los vuelvan a proponer para 2018. Seguro que te suena, al menos en parte. A mí me ha pasado.
Cualquiera de las razones que te voy a contar a continuación puede hacer que no alcances tus objetivos, por lo que es importante que las tengas en cuenta y sepas cómo superarlas.
No te lo crees
Ya te ha pasado antes: te has propuesto un objetivo y no lo has conseguido, y crees que como has fallado la primera vez, nunca serás capaz de conseguirlo. Pues estás muy equivocado. A base de internarlo es posible que lo consigas, entre otras cosas porque ya no eres la misma persona que lo intentó la primera vez, y porque algo habrás aprendido de tus fracasos anteriores.
No te limites a ti mismo por experiencias pasadas, analiza que hiciste mal la primera vez y trata de no volver a repetir los mismos errores.
No pides ayuda
Crees que puedes hacerlo tú todo y no pides ayuda a nadie. Sin embargo, es imposible ser bueno en todo, y todos necesitemos ayuda alguna vez. Hasta los mejores en su disciplina han necesitado la ayuda de alguien alguna vez. Si de verdad quieres conseguir un objetivo y necesitas ayuda, deja que te ayuden.
Contar con ayuda de alguien que lo haya conseguido antes que tú es la mejor forma de asegurarte de que no vas a perder el tiempo y de que vas a contar con posibilidades reales de éxito.
No estableces hábitos ni rutinas
No eres constante en lo que empiezas y abandonas a los pocos días cualquier intento de mejorar algo para conseguir tus objetivos. Sin embargo, la constancia es la mejor arma de aquellos que tienen éxito y consiguen lo que se proponen.
Prioriza tus esfuerzos en establecer hábitos duraderos que te ayuden a conseguir objetivos más ambiciosos.
Por ejemplo, si quieres ser experto en una determinada materia, lo primero que deberías hacer es adoptar el hábito de estudiar todos los días, aunque sólo sea media hora.
“Debes realizar por lo menos un movimiento diario que te acerque un poco más a tu meta.”
― Bruce Lee
No sabes lo que quieres
Realmente no tienes claro lo que quieres y no estás dispuesto a esforzarte para conseguirlo. Si no sabes qué es realmente lo que quieres, difícilmente lo vas a conseguir.
Si este es tu caso, ¿a qué esperas para descubrir qué es lo que realmente quieres conseguir en tu vida?
«Cuando caminas por la carretera, si por la izquierda, bien. Si por la derecha, bien. Si por el centro, te van a aplastar. En karate igual: lo haces o no lo haces. No hay «creo que sí».»
― Señor Miyagi en Karate Kid
Tus objetivos no están claramente definidos
Puede que sí sepas lo que quieres, pero no te has planteado unos objetivos bien definidos, por lo que no puedes determinar si vas por el buen camino hacia su consecución o no.
Cuanto más detallados y específicos sean tus objetivos, mucho mejor. Por lo tanto, desmenuza tus metas en objetos específicos.
Por ejemplo, si tu objetivo para este año es ponente en forma. ¿Cuándo consideras que ya estás en forma? Como ves se trata de un objetivo demasiado impreciso, muy poco específico.
En cambio, si tu objetivo es ser capaz de correr una maratón en menos de 4 horas, ya tienes un objetivo específico. Con este objetivo tan específico podrás medir más fácilmente tus progresos, y a final de año sabrás si lo has conseguido no, y en el caso de que no lo consigas, sabrás lo cerca o lejos que te has quedado.
Tienes demasiados objetivos
Te has propuesto demasiados objetivos para el año y no te enfocas en ninguno. Es una situación muy común, y a mí me ha ocurrido durante mucho tiempo. Cuando me he enfocado en un solo objetivo he sido capaz de conseguirlo.
Te recomiendo que reduzcas tus objetivos a aquellos que realmente te importen, y que en cada momento del año te centres únicamente en uno o dos objetivos como mucho.
No tienes tiempo
Tienes mucho trabajo y demasiados compromisos adquiridos porque no sabes decir no a nada ni a nadie, y eso te está robando el tiempo y la energía necesarios para avanzar hacia tus objetivos.
No trabajes más horas de las que te correspondan, atrévete a renunciar a los compromisos que no te aporten nada, y prioriza lo verdaderamente importante en tu vida.
No estableces objetivos intermedios
Sabes lo quieres conseguir, pero no has definido los pasos intermedios para conseguirlo. Tener objetivos intermedios y objetivos a corto plazo te ayudarán a cruzar el abismo que te separa de tus objetos.
No haces seguimiento de tus objetivos
No revisas periódicamente el grado de cumplimiento de tus objetivos intermedios ni si estás yendo por el buen camino.
De nada sirve que te hayas marcado objetivos intermedios si periódicamente – mi recomendación es que al menos cada semana – no revisas el grado de cumplimiento de esos objetivos intermedios y no analizas, en el caso de que no vayas muy bien, por qué no avanzas y qué puedes hacer para enderezar el rumbo.
Te rindes demasiado pronto
Empiezas con mucha motivación tus proyectos, pero en cuanto se presentan las primeras dificultades te rindes y ni siquiera intentas buscar alternativas que de una forma u otra te permitan alcanzar tus objetivos.
Tal y como te comenté al principio de este post, la causa de este problema puede deberse a que simplemente no sabes lo que quieres en realidad o no quieres esforzarte para conseguirlo.
No tienes un plan
Sabes lo que quieres, pero no te has parado a pensar, aunque sea mínimamente, si vas a tener el tiempo y los medios necesarios para conseguir tu objetivo, o si vas a necesitar algún tipo ayuda. Tampoco has pensado qué pasos deberás dar ni qué hitos intermedios deberás cumplir.
Si tu objetivo requiere ir consiguiendo hitos intermedios y existen muchas variables que controlar, entonces lo tendrás que plantear como un proyecto.
Por ejemplo, si tu objetivo es abrir una tienda online, tendrás que analizar la viabilidad económica, trazar un plan para llegar a tu objetivo, pensar en qué puede salir mal y qué obstáculos te vas a encontrar por el camino y cómo los vas a superar, si vas a necesitar contratar algún servicio o la ayuda de algún profesional, etc.
No dedicas tiempo suficiente para prepararte
Quieres alcanzar unos objetivos que requieren de una cierta preparación, de unos conocimientos, y no lo has tenido en cuenta y te has lanzado sin tener la preparación mínima adecuada. En ese caso, lo que debes de hacer es ver si necesitas previamente prepararte para poder alcanzar tus objetivos o bien necesitas la ayuda de alguien que sí que tenga esa preparación necesaria.
No sabes priorizar lo importante
Te pierdes en los detalles y no haces lo verdaderamente importante para avanzar hacia tus objetivos. Tan malo es no planificar nada como irse al extremo contrario y perderse en detalles innecesarios o no determinantes y no hacer nada relevante para alcanzar el objetivo que te has propuesto.
Tomas decisiones equivocadas que te desvían de tus objetivos
Puede que tus decisiones sean equivocadas por falta de preparación, por no tener un plan o por no contar con alguien que te pueda ayudar. Pero también puedes equivocarte porque no lo has intentado el número suficiente de veces. Es normal que te equivoques y es normal que falles. Lo importante es seguir intentándolo y aprender de los errores.
«Si quieres tener éxito, duplica tu porcentaje de fracasos.»
― Tom Watson, fundador de IBM
Tus objetivos no son realmente relevantes
Te has fijado unos objetivos que realmente no son importantes para ti porque, aunque los consigas, poco o nada van a aportar en tu vida. Esto hace que no te los tomes muy en serio.
Una vez que sabes qué es lo que quieres conseguir en tu vida, lo siguiente que tienes que hacer es fijarte unos objetivos relevantes que te ayuden a conseguirlo, y dejar de perder el tiempo con objetivos irrelevantes.
Pospones tus objetivos
Sabes qué es lo que quieres hacer, pero lo vas dejando para más adelante, para algún día, pero ese día nunca llega y continúas estancado esperando el momento idóneo para empezar.
Si este es tu caso, no te sigas engañando a ti mismo y pon una fecha en la que debes lanzarte y empezar. También es importante que pongas una fecha límite para alcanzar tu objetivo o al menos los primeros objetivos intermedios.
Tienes miedo al cambio
Te estás engañando a ti mismo y no tomas las decisiones necesarias para conseguir lo que quieres porque tienes miedo a fracasar y no conseguirlo o a que si lo consigues pierdas la seguridad de tu situación actual.
Por ejemplo, te has propuesto cambiar de trabajo porque ya hace tiempo que has perdido la motivación y quieres hacer otras cosas, pero llegado el momento te vas echando para atrás porque tienes miedo a las posibles consecuencias del cambio, a perder la seguridad que tienes en ese trabajo que en realidad no te gusta, pero en el que ya llevas varios años, y empiezas a engañarte a ti mismo diciéndote que en realidad no estás tan mal en ese trabajo o que aún no es el momento de cambiar.
En el post Cómo superar la resistencia al cambio te cuento qué puedes hacer para atreverte a dar el paso de cambiar tu situación actual y tratar de alcanzar tus objetivos.
###
Y tú, ¿cómo llevas tus objetivos para este año? ¿Te has sentido identificado con alguna de las razones que te he contado? ¿Qué es lo que hace que no puedas alcanzar tus objetivos? Cuéntanoslo en los comentarios.