Sé valiente y ríndete
En este post te cuento porque en ocasiones es necesario rendirse y abandonar proyectos o salir de situaciones que no nos conducen a ninguna parte.
Una retirada a tiempo es una victoria
Seguramente habrás oído en más de una ocasión la expresión «Una retirada a tiempo es una victoria». Con el tiempo me he dado cuenta de que se trata de una frase que puede tener mucho sentido en determinadas situaciones que nos vamos encontrando a lo largo de nuestra vida.
Cuando un proyecto va de mal en peor y condiciona negativamente nuestra vida impidiéndonos alcanzar nuestras metas, hay que tener el coraje suficiente para abandonar.
Algunos ejemplos
Estos son algunos ejemplos de situaciones en las que rendirse y buscar otras alternativas puede ser una buena opción:
- Has empezado a estudiar una carrera universitaria sin tener muy claro qué querías hacer, y además de que no estás obteniendo buenos resultados académicos y aprobar cada asignatura es un dolor, no ves ni de lejos que tu futuro profesional vaya a tener mucho que ver con lo que estás estudiando porque en realidad a ti lo que te gustaría es trabajar en otra cosa.
- Tienes un trabajo que odias, que apenas te da para llegar a fin de mes y en el que difícilmente ves posibilidades de promocionar en mucho tiempo.
- Tienes una relación sentimental con alguien a quien ya no quieres. Además, cada vez es más difícil que esa relación sea positiva o que la convivencia no sea una guerra, y tenéis que hacer continuos esfuerzos, una y otra vez, para «recuperar» la relación.
- Has invertido mucho esfuerzo y dinero en un proyecto o negocio en el que ya no crees, y no sólo no acaba de despegar, sino que es un auténtico agujero negro que se está llevando tu vida y te está endeudando cada vez más. Ni siquiera con ayuda ves posible sacar el proyecto adelante porque has descubierto que el modelo de negocio en el que se basa nunca será rentable.
Elige tus batallas
¿Te suena alguno de los ejemplos anteriores? ¿Has estado en alguna situación similar?
Seguramente sí, porque todos, tarde o temprano, nos cansamos de luchar por algo en lo que no vemos progresos; sobre todo si además descubrimos, y acabamos reconociendo, que aquello por lo que estamos luchando, no es realmente lo que queremos y no lo vamos a conseguir.
La vida es demasiado corta para estar continuamente luchando por todo sin obtener los resultados que queremos. Por eso, debemos elegir muy bien nuestras batallas y buscar aquellas que realmente podamos ganar y merezca la pena ganar.
Si una relación, un trabajo, un negocio, un proyecto, … lo que sea, vemos que después de un tiempo no acaba de funcionar y no aporta nada positivo en nuestra vida, y además vemos que pase lo que pase nunca funcionará, debemos plantearnos muy seriamente la opción de rendirnos y buscar otras alternativas.
Ya te conté en otro post mi historia profesional. Tenía un trabajo en Asturias al que no le veía ningún futuro y en el que cada vez estaba más quemado, y decidí dejarlo todo y venirme a Madrid.
Rendirse no es nada fácil
¿Por qué nos cuesta tanto rendirnos cuando algo no va bien, aunque sepamos que no lo va a ir nunca?
Nos cuesta reconocer que hemos fracasado
Rendirse y reconocer que hemos fracasado daña nuestra confianza en nosotros mismos. Sin embargo, debemos verlo como un paso valiente en busca de otras alternativas para conseguir lo que queremos, más que como una rendición absoluta.
No olvides que el fracaso forma parte del aprendizaje y de la vida, y hay veces que son etapas por las que debemos pasar. En muy pocas ocasiones se consiguen grandes cosas en el primer intento.
“Si quieres tener éxito, duplica tu porcentaje de fracasos.”
― Tom Watson, fundador de IBM
Nos autoengañamos
Nos engañamos a nosotros mismos creyendo que es cuestión de tiempo y de dedicar más esfuerzo, en lugar de afrontar la realidad, asumir que nos hemos equivocado y que tenemos que abandonar para buscar otras alternativas.
“El primer principio es no engañarte a ti mismo, y tú eres la persona más fácil de engañar.”
― Richard P. Feynman, físico ganador de un premio Nobel
Tenemos miedo al cambio
Cuando un proyecto no va bien se requiere mucho valor para reconocer que hemos fracasado y para dar el pasado de abandonar. Asumir los cambios que requiere abandonar puede ser difícil porque tenemos aversión al cambio. El miedo a perder lo que tenemos puede ser más fuerte que la necesidad de cambiar.
Evitamos tomar decisiones
En general evitamos tomar decisiones porque nos agota, y más si las decisiones son difíciles. Abandonar algo que no va bien supone una decisión importante y trataremos de evitarla autoengañándonos.
A la hora de tomar decisiones debes intentar ser lo más racional posible, tomando distancia y pensando a largo plazo. Piensa en cómo te sentirás en uno o dos años.
No somos capaces de decir no
Nos cuesta decir no y renunciar a nuestros compromisos adquiridos con los demás o con nosotros mismos, aunque esos compromisos no nos convengan y no nos aporten valor en nuestra vida. Queremos contentar a todo el mundo o tenemos miedo de decepcionar a los demás, aun a costa de dejar a un lado lo que realmente queramos nosotros.
“No puedo dar una fórmula segura para tener éxito, pero te puedo ofrecer una fórmula para fracasar: intentar contentar siempre a todo el mundo.”
― Herbert Bayard Swope, periodista norteamericano; primer ganador del premio Pulitzer
Analiza tus compromisos, proyectos, relaciones, etc. y simplifica tu vida quedándote únicamente con lo que realmente te aporte valor. Elimina de tu vida todo aquello que te frene o no te aporte, y hazte la vida más fácil. Muchas veces, sólo cuando partes de lo esencial y eliminas lo que sobra puedes construir algo grande.
¿Por qué a veces a veces es mejor rendirse?
Te doy tres poderosas razones por las que a veces rendirse puede ser la mejor opción.
Coste de oportunidad
El tiempo que tenemos es limitado y hay que dedicarlo a lo verdaderamente importante. Dedicar tiempo, esfuerzo o dinero a causas perdidas es un grave error. Es mejor rendirse y buscar otras alternativas para lograr aquello que queremos. Piensa que no hay un único camino para mejorar tu vida y alcanzar tus metas.
Una vez que hemos decidido abandonar, debemos revisar y priorizar nuestros objetivos, focalizando nuestros esfuerzos en aquello que nos pueda ayudar a alcanzar la vida que queremos.
Balance coste-beneficio
En otras ocasiones, no merece la pena seguir porque, aunque el resultado pueda ser positivo, el coste necesario para alcanzarlo no merece la pena.
Tendrás que hacer un análisis de lo que te va a aportar el proyecto y lo que te va a costar a cambio, y tomar una decisión que no suele ser fácil, ya que a nadie le gusta rendirse.
Cambiar puede ser bueno
Abandonar algo que no funciona y explorar otras alternativas, en definitiva, cambiar, puede ser beneficioso. Los cambios pueden traernos nuevas oportunidades para descubrir, aprender y hacer cosas nuevas y conocer a nuevas personas.
###
Espero que este post te haya parecido útil. Si es así, compártelo en las redes sociales. ¡Gracias!